Las dos sedes del Colegio de Fisioterapeutas de Canarias acogieron simultáneamente este viernes charlas para informar a madres, padres y profesionales sanitarios de los beneficios de la aplicación precoz de técnicas de fisioterapia pediátrica a bebés nacidos de forma prematura.
El Colegio de Fisioterapeutas de Canarias quieren concienciar a la sociedad de los beneficios que tiene la fisioterapia para los bebés nacidos de forma prematura. Por esto, con motivo de la celebración del Día Mundial del Niño Prematuro, organizó ayer dos talleres en sus sedes institucionales de Las Palmas de Gran Canaria y Santa Cruz de Tenerife bajo el lema "Encuentro de familias de bebés prematuros y fisioterapia".
La Organización Mundial para la Salud suele establecer el límite de 40 semanas para hablar del crecimiento saludable intrauterino de un bebé, pero uno de cada diez niños que nacen en España son prematuros, es decir, sus madres dan a luz antes de haber completado las 37 semanas de gestación.
Los avances de la sanidad han motivado que su tasa de supervivencia se haya incrementado notablemente. Aún así, los que sobreviven pueden enfrentarse a discapacidades físicas, neurológicas o de aprendizaje durante toda la vida, lo que supone un elevado costo para sus familias y la sociedad.
En lo que se refiere a las Islas, la tasa oscila entorno al 7,5% del total de nacidos, según muestran las cifras registradas por el Instituto Canario de Estadística en los últimos años en relación a los niños nacidos de forma prematura y los nacidos a término.
De ello hablaron este viernes en el Colegio de Fisioterapeutas de Canarias dos profesionales dedicadas al tratamiento de niños prematuros en Gran Canaria y Tenerife. María del Mar Batista Guerra, que se desarrolla profesionalmente en el Complejo Hospitalario Universitario Insular- Materno Infantil, subrayó durante su intervención que los padres deben convertirse en los principales cuidadores de sus hijos e integrarse en el equipo que los atiende, mientras que María Ángeles Cruz Marrero, fisioterapeuta adscrita al Hospital Universitario Nuestra Señora de la Candelaria, profundizó en la valoración y tratamiento profesional que debe llevarse a cabo con los niños prematuros.
Entre los asistentes a ambos talleres se destacaron familiares de niños afectados, fisioterapeutas colegiados, profesionales sanitarios y miembros de asociaciones como APRELA (Asociación de Prematuros de Las Palmas) y APREMATE (Asociación de Prematuros de Tenerife).
Cuantas menos semanas de gestación, el grado de inmadurez del bebe se incrementa, y por consiguiente las dificultades de adaptación al mundo exterior crecen, lo que indica que necesitarán ayuda para poder superar esta inmadurez con la menor cantidad de secuelas posibles. Más allá del uso indiscutible de incubadoras, que simulan el estado gestacional dentro del útero materno y que son imprescindibles para su supervivencia, el tratamiento fisioterápico de estos bebés debe efectuarse de forma precoz.
Cuando hablamos de prematuros, podemos distinguir entre extremos (menos de 28 semanas), muy prematuros (28 a 32 semanas) y prematuros moderados o tardíos (32 a 37 semanas). En todos los casos, la intervención debe iniciarse tras el nacimiento ya que, a largo plazo, los afectados pueden presentar problemas de diversa consideración de tipo respiratorio, problemas de alimentación, digestivos, cardiovasculares, sensoriales, del sistema nervioso, del lenguaje y conductuales. Con menos de 25 semanas no se considera que la vida del niño vaya a ser viable, pero han sido varios los bebés que con ellas recién cumplidas (y solo 600 gramos de peso) han salido adelante.
La fisioterapia es una herramienta básica en este sentido para luchar contra algunas de estas secuelas, principalmente relacionadas con la motricidad y la respiración. Actúa favoreciendo el desarrollo neuropsicomotor de niños prematuros, corrigiendo posturas viciosas, asimetrías o deformidades, entre otras secuelas.
El control motor y el desarrollo madurativo del niño prematuro deben estar supervisados por un fisioterapeuta en todas las etapas de su vida, ya que su percepción del espacio y el control de su propio cuerpo con respecto a este y a los demás suele estar alterado. Su procesamiento sensorial no es igual que el de un niño que nace tras una gestación completa.