Hablamos con expertos del sector inmobiliario, que apuntan que en tiempos de incertidumbre como los que vivimos, los resorts se convierten en un auténtico lugar seguro, tanto para los propietarios como para el capital invertido
El sector inmobiliario se encuentra en un momento de incertidumbre a raíz de la pandemia del COVID-19. Ante un escenario desconocido a corto y medio plazo, los expertos coinciden en que el panorama tanto del turismo como el de la segunda residencia va a sufrir cambios, pero la práctica totalidad asegura que hay un nicho de mercado que en estos momentos dispone de un valor añadido enorme: el de la compra en resorts o ‘planned communities’.
Cualquier inversión en una segunda residencia que se haga a partir de ahora deberá contemplar la experiencia de lo que el coronavirus ha supuesto, a nivel global, para la movilidad, el ocio y el turismo. Por ello, la inversión de una vivienda ubicada en un resort se posiciona como una de las pocas decisiones con ciertas garantías de que el bien adquirido no pierda valor con el tiempo o ante la reedición de una crisis similar a la que estamos sufriendo.
Es algo obvio para Toni Candini, responsable del Business Development de ARUM Group, compañía que gestiona varios resorts en España, y que afirma que el valor principal de los resorts y las ‘planned communities’ es el de la protección y la seguridad. “O son espacios cerrados o cuentan con muy buena seguridad interna, que además suelen estar alejados de las zonas urbanas”. Para Candini, los servicios lúdicos y de ocio que ofrece un resort como Abama, en el sur de Tenerife, “permiten que el propietario disfrute realmente la experiencia: además de estar en un sitio único, se encuentra en un entorno controlado, con gente con la que crea comunidad, con la que se reúne en el Owner’s Prestige Club, juega al golf en uno de los mejores campos de Europa o puede hacer una masterclass de tenis, y todo ello en un radio corto de metros cuadrados”.
Al respecto, Jean René Kaste, CEO de la inmobiliaria Kaste, de Hannover (Alemania), incide en que este factor es altamente valorado por los inversores, ya que en un resort de lujo tanto las instalaciones deportivas como los espacios comunes son lugares ideales para “establecer tu red de contactos” y relaciones más allá del puro disfrute del ocio, ya que la mayor parte de los compradores suelen ser empresarios con una base sólida o profesionales de prestigio, que buscan también espacios con una conectividad total y de garantía de cara a cuidar sus negocios o poder trabajar en la distancia.
Para el inversor extranjero, que sabe que acudirá a una segunda residencia en un lugar en el que no conoce a nadie, esta vertiente social es fundamental. Elodie Casola, responsable del departamento de Marketing y Comunicación de Abama Luxury Residences, en Tenerife, señala que justamente uno de los factores que más satisfacción generan en los compradores de este rincón de Guía de Isora es el “sentido de comunidad” que perciben dentro del resort con el resto de los propietarios.
La práctica totalidad de resorts de lujo disponen de servicios propios que hacen que sus propietarios puedan tener casi cualquier cosa al alcance de la mano (desde servicio médico hasta el acceso a cualquier producto alimenticio o de primera necesidad que requieran), todo ello sin salir del complejo.
“Saber que hay gente ocupada para que tengas la máxima comodidad y preocupada en tu seguridad es muy tranquilizador, y además es personal con el que se conecta, con el que se puede contar ante cualquier problema”, asegura Caroline Müller, de Engels & Völkers, que apunta además que los mejores resorts de este tipo “disponen de un servicio de atención a los propietarios las 24 horas”, que resuelve cualquier duda que un cliente pueda tener, desde la atención médica al asesoramiento personal en cualquier necesidad que surja en la zona.
Invertir en un apartamento o villa en un resort o urbanización de alto standing, es, además, una inversión rentable. Según José Miguel Mesa, International Broker Manager de Abama Luxury Residences, muchos resorts facilitan a los inversores la posibilidad de elegir cuándo quieren disponer de su propiedad y, el resto de días la pueden poner a disposición de la empresa gestora del complejo para que la alquile, la cuide y mantenga, y así aligerar y convertir en rentable la inversión. “Ingresas dinero para el mantenimiento y la amortización de la inversión inicial”, precisa.
En este sentido se expresa también Artem Popov, CEO de Asten Realty, un bróker especializado en este sector inmobiliario. “Si quieres rentabilizar la propiedad cuando no la usas, no tienes que estar insertando anuncios en internet, enseñando la vivienda, preocupándote por los inquilinos, el estado de la propiedad, los cobros del arrendamiento...todas estas gestiones se realizan desde la administración del resort, lo que da una tranquilidad enorme”.
Y es que el mundo del turismo y de los viajes cambiará a partir de ahora. Las familias con poder adquisitivo apostarán con toda seguridad por tener una segunda, o incluso una tercera residencia, de forma que puedan viajar a un destino sintiéndose como en casa. “Posiblemente, en el futuro, la apuesta por la sostenibilidad del planeta hará que mucha gente cambie sus hábitos y viaje menos veces al año y prolongue sus estancias. Muchos apostarán por la inversión inmobiliaria para dirigir sus vacaciones, a veces hasta con sus amigos, en destinos seguros y que le ofrezcan un completo paquete de ocio, servicios y seguridad”, puntualiza Elodie Casola.