El estudio, cuyo investigador principal es Fernando Tuya, del Instituto Universitario ECOAQUA de la ULPGC, registra y describe la distribución de un total de 11 especies de batoideos en aguas de todo el Archipiélago canario, entre los que se encuentran los comúnmente conocidos como chuchos y rayas
La revista Ecology and Evolution recoge este análisis que muestra que estas especies, muchas de ellas catalogadas como amenazadas, son más abundantes en las islas centrales y orientales de Canarias, en detrimento de las islas occidentales, algo que puede marcar la estrategia gubernamental a seguir en el futuro en su gestión y conservación, teniendo en cuenta las características geomorfológicas de cada isla y no partiendo de un patrón común para todas, como se hace ahora
La investigación titulada ‘Diferencias en la presencia y abundancia de batoideos en un archipiélago oceánico utilizando fuentes de datos complementarias: Implicaciones para la conservación', publicada en Ecology and Evolution, estima que la configuración insular de cada una de las Islas Canarias, con edificios volcánicos independientes y de diferente geomorfología, a lo que se superpone un gradiente oceanográfico, influye sobre los patrones de abundancia y distribución de batoideos, un superorden de peces cartilaginosos que contiene más de 500 especies, once de las cuales se han registrado en esta investigación.
Estos resultados tienen implicaciones en la definición de estrategias futuras acerca de la gestión y la conservación de estos animales, ya que el estudio considera que “una estrategia a nivel global del archipiélago no tiene sentido alguno”, ya que esta “debe de individualizarse para cada isla, en función de sus características geomorfológicas, la intensidad en sus usos y las abundancias de las especies”.
La investigación, que firma como investigador principal Fernando Tuya, director del grupo de Biodiversidad y Conservación (BIOCON) del Instituto Universitario de Investigación en Acuicultura Sostenible y Ecosistemas Marinos (IU-ECOAQUA) de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), cuenta también con la participación de Fernando Espino, David Jiménez-Alvarado, Juan José Castro, Fran Otero-Ferrer y Ricardo Haroun, también integrantes del grupo BIOCON del IU-ECOAQUA; y, además, con Eva Meyers del Museo de Investigación Zoológica Alexander Koenig (ZFMK); Ricardo Aguilar, de Oceana, y Néstor Echedey Bosch, de la Asociación Biodiversidad Atlántica y Sostenibilidad (ABAS).
Los batoideos, entre los que se encuentran especies tan populares como los chuchos (el pez raya que más abunda en el archipiélago) y las mantelinas (rayas), son animales marinos especialmente vulnerables a la acción del ser humano. Dada su espectacularidad y vistosidad, son muy apreciados por los buceadores recreativos. Son animales de muy difícil estudio ya que, por su escasez, son difíciles de encontrar.
Esto hace que el hallazgo de datos que descifren sus patrones de abundancia y distribución a lo largo de escalas espaciales amplias sea muy complejo, lo que dificulta enormemente la conservación de estos animales marinos.
Según revela la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), tres de estas especies están clasificadas como "en peligro crítico": la Aetomylaeus bovinus, la Dipturus batis y la Myliobatis Aquila y tres están "en peligro": la Gymnura altavela, la Mobula mobular y la Rostroraja alba.
Además, dos de los batoideos son considerados "vulnerables": la Dasyatis pastinaca y la Raja maderenseis, y dos cuentan con "datos insuficientes": la Taeniurops grabata y la Torpedo marmorata. Una de las especies, la Bathytoshia lata, es de "preocupación menor". Todas ellas, once en total, fueron estudiadas en la investigación liderada por el IU-ECOAQUA.
Para el estudio, se aprovecharon datos de censos visuales publicados en los últimos 30 años y observaciones de ciencia ciudadana (red PROMAR) en aguas someras (< 40 metros). También se usaron videos grabados a través de un robot submarino en zonas profundas (60-700 metros), recolectados por la oenegé Oceana, para describir la distribución del total mencionado de 11 especies a lo largo de toda Canarias.
Se recogieron un total de 226 registros de batoideos. En general, se observaron mayores abundancias en las islas centrales y orientales, en relación con las occidentales. En las islas centrales y orientales, los batoideos se observaron en una mayor variedad de hábitats, en relación con las islas occidentales, donde fueron registrados exclusivamente en los arrecifes.
En general, aproximadamente el 52% de los batoideos declarados se observaron bajo piscifactorías de jaulas marinas, alrededor del 28% en arrecifes, entorno a un 12% en praderas marinas y otro 7% en fondos arenosos, lo que dio lugar a diferencias estadísticamente significativas. Contrariamente a estos patrones, el único individuo de la carismática raya gigante, Mobula mobular, se observó en las islas occidentales.